¿Qué quiero? ¿Quiero y hago lo que deseo? ¿Cuál de mis necesidades se satisface al querer algo? ¿Cómo lo quiero? ¿Quién se beneficia?
El querer algo... tiene un significado pasivo y otro activo. Pasivo sería en referencia a los sentimientos del sujeto que siente cariño, ama, anhela o pretende. El sentido activo del vocablo querer, se refiere al hecho de "Ejercer su voluntad" o de terminación para realizar ese algo. De esa manera ejecuta, procura o consigue algo que llene sus necesidades.
Existen tantas necesidades como los distintos medios para conseguir la satisfacción de ese algo que se anhela. Además que todo está embebido por un conjunto de reglas y procedimientos en con conjunto socio-cultural y familiar determinado.
Por lo cual el individuo necesita llegar a una concordancia entre las necesidades; el deseo que surge de esas y las condiciones y medios que se utilizan para satisfacerlas.
El reconocer la verdadera naturaleza y origen de las necesidades se torna de suma importancia aquí manifestándose el propósito del deseo, que pasa por una enorme gama de vibraciones; desde los deseos más personalistas, egoicos, hasta los deseos más altruistas, incluyendo las aspiraciones espirituales.
Los deseos (¡¡Quiero esto…!!!) que provienen de la naturaleza física, en donde el sentido racional impera, estableciendo ni con exageraciones ni represiones que deben ser satisfechas con medios y procedimientos aceptables, que no solo abarquen a nuestro Yo, sino además al conjunto, incluyendo por ende al ser interno.
Hay deseos de naturaleza intelectual y emocional que deberán incluir algunas condiciones, que permitan desarrollar un estado armónico y de resonancia con nuestro ser interno.
a.- Los deseos y anhelos deben corresponder a una imagen positiva de lo que queremos alcanzar y ser a través del esfuerzo.
b.- Los deseos deben pasar por un tamiz en donde para que se realicen sin prejuicios kármicos, deben carecer de afanes egoístas o de ego personalista.
c.- Deben estar integrados en una concepción armónica que impida la exagerada preeminencia de alguno de ellos.
Y por último,
d.- Los deseos de nuestra naturaleza espiritual “son” los únicos dignos de aceptación completa e integral en nuestra conciencia, que elevan el “querer” a un rango enaltecido, por su alta vibración (siempre y cuando el ego no vaya por delante).
Querer en otras palabras es un impulso que sale de nuestra voluntad que se expresa a través de nuestra triple naturaleza: física, intelectual y espiritual, destinada a satisfacer las distintas necesidades y cuya potencia energética podemos canalizarla conscientemente hacia formas superiores de expresión de nuestra personalidad.
Querer puede ser el impulso, motor o inventivo permanente de progreso y de superación, lo que le invita al individuo a ir en busca de conocimiento, respuestas, obligándolo a expandir su nivel básico y buscar más allá de la conciencia objetiva y realizar al ser personal en el Todo y dentro de la conciencia cósmica.
---María Soledad Peñafiel