La sacerdotisa, entre brisa tibia y lejana, me posa su mano para adormecer mis heridas. Con mirada fija y llameante, me envuelve en su aura, me recorre un frio. Sé que voy a ser instruida en alguna enseñanza.
Entre mis nervios, angustia y torpeza, me recuerdo de la ofrenda que tengo que hacerle. Toco una copa y pronuncio una sentencia; pero no puedo dejar de dar las gracias por su presencia en mi habitación, que aunque el Buda de mi altar está atento al evento, me sonrojo y extiendo mis manos con el deseo que ella lo tome y se lo beba.
Me mira, agradece con una venia, un dejo de sonrisas, me muestra mi mesa. Sí, el altar ha de ser encendido con tres velas. Blancas y puras, las acompaño al lado de un plato de cristal que tiene el “Amrita”.
¡Tanta pena, desolación y ella muda sabe a ciencia cierta de este dolor que mora en mi corazón, aún lacera! Inclino mi cabeza, me doy cuenta que ella sabe mejor que yo mis tristezas y me dice: “vengo atravesando la bruma que me separa de ti para que coloques orden en tu alma”
- Comienza- me dice - ¿Cómo puedes ir cargando el peso de tus tristezas? ¿Por qué te impides gozar de lo que tienes ahora? Recuerda que tú tienes la opción de elegir llevar por la autocompasión, o pones un pie al lado con la seguridad del cambio que tanto anhelas. Estos son tiempos muy difíciles, donde los caminos se trazan con fuego, indicando la senda de tu alma en evolución.
Ella continúa ante mis ojos de pregunta.
- “Estos son días donde el Caos se desarrolla en cada persona, con más o con menos fuerza, a todos nos toca darnos cuenta del Karma y asumir ahora en tiempo presente. La Humanidad entera ha de pasar a otra dimensión, ha de estar alerta para conseguir realizar la “Gran Obra”. Uno de los trabajos de Alquimia lo encontramos en el Elixir Rojo –Amor en tu Corazón- “con el que se hace el oro y se curan las heridas”. Allí también nos encontramos con el Elixir Blanco, que sirve para “hacer ungüento y conseguir una vida extremadamente larga”. Es en esta misma copa que me ofreciste donde pondrás el Agua Mercurial que se origina por licuación del Mercurio Bajo y la influencia de la Piedra Filosofal. Si lo deseas, puedes llamarlo “Quinto Elixir u Oro Potable”.
“Todo se ha de transmitir, ¡tu dolor, tu pena, tu angustia y tu fuerza! Todo lo has de poner en el Athanor para ser transmutado en energía positiva, deberás pasarlo en tu matraz tres veces y la última le pondrás azufre, que es la parte ígnea del metal, dando cabida al principio Yang; para tu fortaleza y protección rezarás el Salmo 91 y pedirás a tus guías y Maestro el Bálsamo Tranquilo, como el agua de rosas para bañarte por la mañana. Al ponerle miel atraerás magnéticamente el Amor a tu vida. Y los abismos insondables tendrán un puente para cruzarlos. Si vences el miedo de ser quien eres, si reconoces el Elixir de tu Maestro Interno, alcanzarás la paz y podrás llenar tu copa, esta vez, con la pócima encantada que sólo el Héroe que está en ti puede lograr. El Poder del Amor brotará a raudales, emergiendo tu alma de las ciénagas donde te encuentras.
Ponte a trabajar ahora que no hay que perder el tiempo, hay mucho por realizar y más aún por ayudar. El Guardián te conducirá al Santo de los Santos para consagrarte a la Gran Obra. Benditos sean los caminos del dolor, que sacan lo mejor de ti, para tu evolución.”
Así como llegó, la bruma se hace más espesa y ella, mi Sacerdotisa, regresa a los Templos Inmortales, bendiciendo mi cabeza.
Vuelvo a abrir los ojos y todo está igual a mí alrededor; pero sé que debo empezar porque el tiempo apremia. Tengo que transmutar el dolor, llenarme de Amor y con energía Superior, abocarme a probar los Vientos del Cambio y sacar a mi Héroe a volver a caminar. Esta vez bendecida en el Tabernáculo de la Iniciación. Los Misterios quedarán revelados
Preguntas para reflexionar, dirigidas a tu Ser Interno:
¿Tienes capacidad de transmutar tu dolor?
¿Qué necesitas en tu vida para realizar los cambios en ti?
¿Tienes confianza en que puedes mejorar tu vida actual?
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